La llegada del frío y las numerosas reuniones con familiares y amigos en Navidad hace que pasemos más tiempo en casa, bien solos, o bien como anfitriones. Como es lógico queremos que nuestro hogar sea un lugar acogedor; y para conseguirlo, la domótica nos ayuda a jugar con elementos como la iluminación o la calefacción, que juegan un papel fundamental en la comodidad del hogar.
Invertir en tecnología inteligente es hacerlo en un hogar más confortable, donde además nos sentiremos más seguros y seremos más eficientes con ese consumo energético que tanto nos preocupa en la actualidad.
Gran parte de las nuevas tecnologías del hogar están pensadas para garantizar una verdadera eficiencia energética. Ésto, además de contribuir con el medio ambiente, se traduce en un ahorro para el bolsillo de los consumidores, es decir, un pequeño cambio se traduce en numerosos beneficios.
Un buen ejemplo son las luces inteligentes, que persiguen dichos objetivos: no malgastar energía adaptando la luminosidad de la habitación según las necesidades y todo lo que esta acción conlleva.
Quizás hace unos años el concepto de casa inteligente o casa conectada sonaba a futuro, algo que siempre estaba por llegar, pero que no acababa de materializarse. Sin embargo, y cada vez más, podemos ver que las casas inteligentes ya forman parte del presente por todo lo que ofrecen.